Bibiana Patricia Quintero Gómez
Docente Primaria
Con profundo sentido cristiano la fraternidad del Colegio de la Santísima Trinidad celebró la preparación para la Semana Mayor, llevando a los niños progresivamente al encuentro con el sentido de cada uno de los días pascuales.
“Este corazón para mis hermanos”
El día 5 de abril, conocido como el viernes de dolores, los niños retomaron el símbolo de cuaresma: el corazón con la inscripción: “Este corazón para Dios, para mis hermanos y para mí” y pensaron en la manera como han estado viviendo su fraternidad franciscana dentro del Colegio, revisaron como “este corazón para mis hermanos” era una realidad hecha vida o si por el contrario debía delante del Señor de la misericordia replantear algunas acciones. En un signo de intercambio de corazones se generó el compromiso personal para hacer que la experiencia de vida dentro del colegio, la casa común del conocimiento, sea cada vez más fraterna respondiendo al querer de Jesús, similar a la primera comunidad cristiana de la que se decía “míralos como se aman”
“Este corazón para Dios”
El 10 de abril, entre aclamaciones Jesús entró al colegio, de una manera similar a como lo hizo en Jerusalén antes de su entrega generosa. Con banderines blancos fue aclamado Jesús, manifestando la alegría que nos produce que nos haya elegido y que haya entrado a nuestro corazón para generar transformaciones significativas con la fuerza de su amor. Después de cantar y gritar versos a un Dios que deja su condición para caminar con nosotros, el Padre Eleazar Uribe, manifestó a toda la comunidad la importancia de este triduo como una preparación para el paso de Jesús por nuestras vidas, haciendo claridad que el símbolo de las manos abiertas es el reflejo de una disposición cristiana para recibir a Jesús y a la vez para proyectarse en la relación y el servicio a los hermanos.
No puedo decir que amo a Dios a quien no veo sino amo a mi hermano a quien veo.
Última cena, institución de la Eucaristía, día sacerdotal y mandamiento del amor.
El día 11 de abril, animados por la sección infantil del colegio, meditamos el sentido del jueves santo. En el teatro, con vestuario de la época, basados en el reporte histórico de los Evangelios, los niños dramatizaron para toda la comunidad la experiencia de la última cena, mostrando con claridad que el servicio y el perdón son actitudes de vida cristiana de las que Jesús da testimonio al lavar los pies de sus discípulos, “no es el primero y más importante el que se sienta a la mesa, sino el que sirve” en este mismo sentido, muestra su amor infinito al hacerse pan y vino, entregándose como nuevo cordero de pascua y dejando el legado de celebrar la Eucaristía a sus discípulos, para seguir alimentando con su presencia sacramental a todos los que con un corazón dispuesto quieran recibirlo.
Caminando con Cristo por el camino de la Cruz (Viacrucis) para encontrar la salvación.
El 12 de abril los diferentes grupos y estamentos de la comunidad educativa prepararon las estaciones del viacrucis, motivando a todos a vivir el sentido cristiano a través de los valores del Evangelio, no como una experiencia intimista, sino como una realidad que se proyecta a los hermanos haciéndose vida y dignificación para el otro. La reflexión es más diciente cuando es la comunidad la que va hablando poco a poco, inspirada por la acción del Espíritu santo. La cruz fue haciendo su recorrido por cada grupo y estamento de la comunidad, y la verdad del Evangelio se fue proclamando a todos como un grito por la justicia y la hermandad.
Fue muy satisfactorio ver como toda la comunidad caminaba acompañando al redentor, recordando como se entregó hasta la muerte para salvarnos a todos del pecado de Adán.
“Este corazón para mi”
La salvación es un regalo de Dios, pero soy yo el que le permito que me salve “el que te creó sin ti, no te salvará sin ti” El corazón, símbolo de esta cuaresma será retoma en el “vialucis” camino de la resurrección o de la luz, que será el motivo de reflexión al regresar de la semana santa, el sentido pascual no llevará a pensar en que no podemos despreciar la salvación y elección de Jesús, este corazón es para mi cada vez que me permito mantenerme en crecimiento espiritual, caminando hacia la patria celestial.